Con orgullo, mi Simón Bolívar

En todo el tiempo que estudié en la USB no se habían suscitado actos de represión como los que vemos ahora. La defensa de nuestros derechos, y la de nuestros medios de comunicación, ridículamente expropiados con excusas cuando la verdadera razón es simplemente callar las voces de protesta contra un gobierno que no quiere que nadie lo critique, esa defensa debe hacerse con la fuerza de nuestras masas, con la paciencia de nuestras mentes y el valor de nuestros corazones.

Cuando me enteré que la protesta de la Universidad Simón Bolívar fue reprimida con gases lacrimógenos y perdigones no pude mas que mentar la madre en voz alta. Las marchas y protestas de la USB, además del hecho de ser escasas, nunca pasaban de bulla (Y lo digo porque he estado en casi todas). Nunca hemos estado interesados en dañar el patrimonio publico ni privado, ni tenemos cultura de quemar cauchos y lanzar botellas.

Entre aquellos (y me cuento entre ellos, porque en algun momento tuve que defender mi vida y mis ideas con botellazos, piedras o lo que se tuvo a la mano) que hemos estado en un encuentro violento en la calle, las manifestaciones de la Simón no pasaban de edulcoradas.

No estoy escribiendo esto en apoyo a la violencia, pero me agrado saber que mis amigos que aun estan alla en la Simón estan a la altura de los conflictos reales. Estan en la capacidad de meterle el pecho a la violencia y a la represión, y a no dejarse tapar la boca por los intereses de los demas. Son capaces de defender aquello en lo que creen, asi traten de detenerlos. No hubo cauchos quemados, no hubo bombas molotov. En realidad no hubo una provocación inicial para que la policía arremetiera contra una marcha pacifica. Pero si hubo la valentia de no dejarse amedrentar. Si, mucha gente corriendo, muchos preguntandose qué demonios hacian alli (Quién no lo haría cuando todo es un caso de gritos, humo y perdigones?).

Pero ayer los "bobos" de la Universidad Simón Bolívar demostraron que pueden defenderse, y que, junto con el resto de las universidades y colegios del país, son una fuerza de temer si les dan los motivos para ello.

Cuando vi el primer video de la bomba lacrimógena cayendo en mi campus, se me llenó el corazón de sentimientos en coflicto. Por un lado, la tristeza de ver como mi Universidad es blanco de ataques represivos, luego de muchos años de paz y de dar siempre un ejemplo de buena conducta. Por otro lado la alegria de saber que los jóvenes de la Simón pueden defender sus creencias ante un ataque real. Y por ultimo, la emocion de estar alli, ayudando a mis compañeros y gritarle al gobierno en su cara que no nos vamos a quedar callados.

Si una reaccion de este estilo proviene de una de las Universidades por tradicion mas pacíficas del país, no quiero llegar a conclusiones sobre que pasará luego.

Señores, la olla de presión empieza a soñar el pito.


Unos videos...